Y así viajando entre shamanes y brujas de todos los tiempos, mirando los nuevos senderos que se vislumbran frente a mi, llegue a esta historia que hoy quiero compartirles.

Tiempo después su discípulo, el Magid de Mezritch, también advirtió que la calamidad amenazaba a su gente; fue al mismo sitio en el bosque y rezó, “Maestro del Universo, No sé cómo encender el fuego, pero aún puedo decir la oración. El infortunio nuevamente fue desviado.
Paso mucho tiempo y la catástrofe se cernía nuevamente; ahora el Rabbi Moshe-Leib de Savov fue hacia el bosque y dijo: “No sé cómo encender el fuego y no se la oración, pero conozco el lugar y eso debe ser suficiente” y así fue.
Con el tiempo le toco al Rabbi Istael de Rizhyn superar el infortunio. El le dijo a Dios; “No puedo encender el fuego, no se la oración y no puedo encontrar el lugar en el bosque, todo lo que puedo hacer es contarla historia y esto debe ser suficiente” Y así fue.
No importa lo que no sabemos, mientras podamos contar la historia bastará.
Bendiciones )0(
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