Somos energía y tenemos la elección de que esta sea benéfica y sanadora o bien que nuestra energía se mueva por cargas negativas como la ira, el rencor, el odio.
Utilizamos la energía a cada instante, cuando sanamos a nosotros o a otros, cuando limpiamos los objetos de la casa los infusionamos con nuestra energía, compartimos nuestra energía con nuestros cristales, cartas, atames, amuletos, intercambiamos nuestra energía cuando compartimos con otros nuestras alegrías y de igual manera intercambiamos nuestra energía cuando nos enojamos o excluimos a otros seres.
La energía es manifestación divina, a través de ella nos conectamos con nuestro espíritu, con nuestros ángeles con nosotros y nuestros sentimientos y con nuestro planeta. Manejar nuestra energía es ser consciente de que semilla alimentamos, alimentar la semilla del amor en nosotros es tener una mejor capacidad de manejar la energía para ascender.
La energía no necesariamente tiene que ser un estallido de emociones que nos lleve al éxtasis en un ritual o en una canalización; la energía puede ser tan sutil como el flujo del agua o el aire, el paso de nuestro andar cuando meditamos caminando, no por eso menos significativa; la energía es consciencia del ahora y cuando la aceptamos podemos dirigirla para crear sanación, para alimentar a nuestras plantas o bien para contactar con nuestra divinidad.
La energía tiene un ilimitado campo de posibilidades tal como el universo, el universo es energía y la energía es uno con nosotros. Ser una persona energética (así me llaman algunos de mis amigos!!) Es tener una continua experiencia con la energía, es aprender de ella a cada instante, porque en ella viajan los sonidos y la información necesaria para trascender sin dejar nuestro cuerpo y servir a nuestra misión.
La energía entonces es universo en un flujo continuo listo para ser transformado por los canales espirituales, nosotros, todos los seres de luz, elementales, fericos, angeles etc. Todos somos parte del flujo en movimiento y de nosotros depende usar la energía para el mejor estar de nuestras dimensiones o bien, el mal uso de la energía que da por resultado el detrimento de nuestro espacio.
Cuidar nuestra energía es cuidar el universo, hacernos cargo de aprender a manejarla es responsabilidad con nuestro cuerpo y sentirla es permitir que la comunicación con divinidad se manifieste en nuestro instante.
Somos unidad energética.
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